domingo, 25 de octubre de 2009

Las GRASAS TRANS: Que son?, ni se te ocurra tomarlas!!


Mejoran el aspecto de la comida, hacen que dure más e, incluso, la vuelven irresistible al paladar. Sin embargo, numerosos estudios afirman que las grasas 'trans' son una bomba para el corazón.


Cuando se cumplen dos años de su 'prohibición' en Dinamarca, el empleo de estos lípidos en la alimentación continúa generando polémica en todo el mundo.


En 2004, el gobierno danés se convirtió en el primero en desterrar de su territorio a los ácidos grasos trans a través de una ley que prohíbe la presencia de más de un 2% de este lípido en cualquier alimento. Desde hace menos de un año, Canadá y Estados Unidos exigen detallar su presencia en el etiquetado de cualquier producto y ya son varias las ciudades norteamericanas las que parecen querer declarar la guerra a estos lípidos.


Mientras, en Europa, la situación es bien diferente. La polémica está servida en algunos países, como Reino Unido, y en otros el tema no parece prioritario. En nuestro país, la estrategia NAOS del Ministerio de Sanidad y Consumo para combatir la obesidad propugna reducir progresivamente la presencia de estas grasas en los productos alimenticios; sin embargo, aún no existe una normativa legal al respecto.



¿Qué son las 'trans'?
Las grasas trans están presentes de forma natural en los rumiantes, como las vacas u ovejas. Se generan a causa de la acción de determinadas bacterias en los estómagos de estos animales y se encuentran, en pequeñas cantidades, en su carne y los productos lácteos enteros.

Sin embargo, no son este tipo de grasas las que preocupan a especialistas de todo el mundo, sino las que tienen su origen en la manipulación industrial.


A través de un proceso llamado hidrogenación es posible obtener este tipo de lípidos a partir de ciertas grasas vegetales.

De forma sencilla y barata se obtienen así grasas y aceites de fritura que son muy útiles para la industria alimentaria, ya que permiten mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos.


Nacieron en la primera década del siglo XX, aunque su proliferación no llegó hasta los años 60. A partir de entonces, se extendieron rápidamente por su bajo coste y ya que se creía que eran un buen sustitutivo de las grasas de origen animal (saturadas), que, en exceso, tienen un efecto nocivo para la salud. Pronto pasaron a formar parte de muchos de los productos de bollería, tentempiés, horneados y artículos de comida rápida que millones de personas consumen cada día


Pese a esto, muchas son las voces que, en los últimos tiempos, se alzan contra la utilización de estas grasas en la alimentación debido a los importantes riesgos cardiovasculares que se asocian a su consumo


El consumo de grasas saturadas conlleva un considerable daño potencial y, sin embargo, ningún beneficio aparente", apuntan los autores de este estudio en el que se recuerda que ingerir cinco gramos diarios de estos lípidos aumenta un 25% el riesgo de infarto.
La publicación de este trabajo en el 'New England', que además instaba al gobierno británico a tomar cartas en el asunto, provocó una oleada de reacciones.

En agosto, cuatro grandes supermercados británicos anunciaron su decisión de retirar los ácidos grasos trans de sus propios productos. Poco tiempo después, grandes empresas como Kellogg’s, Nestlé o Cadbury Schweppes secundaron esta medida anunciando su intención de reducir o retirar por completo estos lípidos de sus artículos


En nuestro país es el consumidor el que tiene que elegir", explica Wenceslao Moreda. "Habría que concienciar a la gente de que hay que buscar lo más sano posible y de que cualquier producto que contenga en la etiqueta una mención a lo 'hidrogenado' o 'parcialmente hidrogenado' muy probablemente contenga grasas trans", apunta este experto.
Muchos alegan que la ausencia de legislación sobre estos lípidos se debe a las posibles protestas de la industria, que podría alegar grandes dificultades y pérdidas económicas si los procesos de producción y elaboración tuvieran que ser modificados o, incluso, una pérdida en el sabor y la calidad de los productos